lunes, 16 de diciembre de 2024

Viviana Berger: Resonancia de Conferencia de G. Briole El odio no es dialéctico. - Ver sin apartar la mirada_

VER SIN APARTAR LA MIRADA

Viviana Berger
 
En primer lugar, quiero agradecer en nombre de todos los integrantes del EIPCyV a Guy Briole por su generosa conferencia de apertura para el Seminario 2025 que nos convoca bajo el título: ¿Qué dice el psicoanálisis sobre el odio? Sin duda, las claves fundamentales de las elaboraciones psicoanalíticas respecto del odio y su condición de destrucción que Briole fue desarrollando a lo largo de su ponencia, servirán como guía para nuestros debates y elucidaciones, cuyas resonancias, uno a uno, iremos compartiendo a través del canal del INES NEWS.
“No es al sacrificio -tenga un sentido religioso o filosófico- que el psicoanálisis nos conduce, sino a este “abrir los ojos” (dessillement) que permite librarse “de la ética tradicional” -fue el último punto desarrollado en la conferencia. Así, Guy Briole precisa con claridad la posición,que es siempre, ética para el analista concernido por el malestar de la civilización, indefectiblemente derivada del recorrido de su análisis. En efecto, no va de suyo que se pueda “ver sin apartar la mirada”. Ello requerirá del practicante cierto saber respecto del propio elemento pulsional que constituye el síntoma del analista para despejar la posibilidad de undeseo de saber lo más depurado posible de la fascinación de los ideales morales y la creencia en la verdad. “El psicoanálisis debe permitirnos mirar las cosas de este modo, no desde la distancia, sino de un modo que nos comprometa y también nos haga responsables. Trabajar sobre la violencia, sobre el odio, significa delimitar los campos de goce en juego, tanto individual como colectivamente”. 
Viene a mi mente la fórmula “exiliado en el interior” que, oportunamente, propuso Jacques-Alain Miller para nombrar la posición del psicoanalista lacaniano en la sociedad ante el malestar en la cultura. Contamos, pues, con un marco bien orientado a partir del cual trabajar en relación al real de nuestra civilización, ese algo que el analista puede ofrecer a la humanidad. Investigar en psicoanálisis es una de las vías que responde a este compromiso y reúne al trabajo, en el interior del Instituto de nuestra Escuela, a los integrantes del EIPCyVde las distintas ciudades de América -acción particularmente relevante en estos tiempos que se caracterizan, especialmente, por “la perpetuación de un no querer saber”, de un rechazo sostenido del inconsciente y de la dimensión subjetiva, arrasando con la condición intrínseca más propia del hombre. 
Guy Briole nos recordaba que para poder matar es necesario, justamente, borrar esta dimensión y lo ejemplificaba con un diálogo reciente entre una madre rusa y su hijo, movilizado a Ucrania:
- "Mato a gente, mamá”. 
- "Defiendes a tu país, hijo”.
- " Pero dicen que no son realmente personas”.
Últimamente observaba en las escenas de la pantalla el efecto de vacilación del asesinocuando a la hora de dispararle a su víctima, ¡ésta comienza a hablar! Lo que no sabe el asesino -y a veces se entera encerrado entre los muros de la cárcel en la medida en que no puede seguir desplegando su goce mortal libremente, o eventualmente en el silencio profundo de su soledad, o mientras el dormir burla su rechazo categórico al saber y el horror alcanzasus sueños, es entonces que surge ¡el real patético! del goce en el que se encuentra atrapado y que ya no puede seguir eludiendo. Eso, de alguna manera, explica la cantidad de intentos de suicidios que habitan en las cárceles y que suelen convocar la presencia del psicoanálisis, allí donde se agotan los recursos de las terapias comportamentales y los discursos religiosos.
En la Grecia antigua -desarrollaba Guy- el pharmakos “era aquel que la Ciudad designaba para ser sacrificado a fin de expiar las faltas de sus habitantes y, así, evitar que las calamidades cayeran sobre ella... Esta noción se une con la del chivo expiatorio hebreo en la función de desplazamiento de la falta sobre un otro, sobre una víctima expiatoria donde el sacrificio supone tratar el mal que amenaza al grupo”. Sería, asimismo, interesante reflexionar en nuestros encuentros acerca de cuáles serían las figuras en esta época que resultan instrumentos de ese goce oscuro: ¿quizás el migrante, la mujer golpeada, el veterano que vuelve de la guerra, los niños abusados? ¿Qué real social se encarna allí?
A diferencia de otras disciplinas, sabemos que el psicoanálisis no coloca el mal afuera. G.Briole mencionaba que “Lacan sitúa la experiencia inhumana y monstruosa del holocausto, no como un accidente único en la historia sino como un “resurgimiento” de algo que está aquí, que ya ha tenido lugar. “[…] resurgimiento mediante el cual se evidencia que son muy pocos los sujetos que pueden no sucumbir, en una captura monstruosa ante la ofrenda de un objeto de sacrificio a los dioses oscuros.” A partir de allí, los psicoanalistas tenemos, entonces, algo interesante que decir y hacer escuchar. 
Haremos, pues, entre todos, el intento de avanzar en la elucidación de estos fenómenos tan cruelmente “inhumanos” para alcanzar una comprensión mejor de la complejidad del alma humana.

Beatriz García: Resoanancia de la conferencia de Guy Briole "El odio no es dialéctico"

Resonancia de la Conferencia de Guy Briole “El odio no es dialéctico

 

Beatriz García Moreno

 

 

En su conferencia “El odio no es dialéctico”, Guy Briole aborda el odio en dos vías, la primera como la otra cara del amor odiomaoramiento y la segunda en relación con la guerra. 

De su abordaje al odio y la guerra resalto su argumento acerca de que la guerra se hace por un odio visceral al Otro, por la pulsión de muerte que habita al ser hablante y aparece como odio a Otro u a otros que hay que destruir. Mientras se dice que se aspira a la paz, se hace la guerra, movidos por eso que no se puede detener. Tanto Freud como Lacan han hecho referencia a la pulsión de muerte y a la prevalencia de un otro primordial, de “ese rival a cuya destrucción hubo que renunciar al dar el primer paso hacia la civilización”. Ese rival no sereconoce como propio, y hay una precipitación a encontrarlo en el diferente, en el que trae algún rasgo que califica de extraño.

Ese rival primordial, Lacan lo sitúa en “Los complejos familiares” en el“Complejo de intrusión” que se presenta cuando el niño se entera de la existencia del otro doble y surge “[…] un odio, un odio consistente […] algo que se dirige al ser, al ser mismo de alguien que no tiene por qué ser Dios.”. Se trata de una alienación originaria que funda al sujeto en el mundo.



Gustavo Dessal "Dios Salve a América"

"Dios salve a América”

Gustavo Dessal

En los últimos días, Luigi Mangione ha ocupado un increíble foco de atención. Detenido por el asesinato de Brian Thompson, CEO de UnitedHealCare (una de las compañías de seguros de salud más grandes de los Estados Unidos), el joven no solo ha cometido un crimen, sino que con su acto ha sacudido a la opinión pública de toda la nación.
Lo sucedido puede abordarse al menos desde tres perspectivas que finalmente encuentran su articulación. Por una parte, la consideración del Sr. Mangione como un caso clínico que responde con claridad a los postulados psicoanalíticos sobre la psicosis. Por otra, el debate moral que agita las aguas de los ciudadanos, los medios y, por supuesto, las redes sociales. Una profunda brecha entre quienes reprueban la acción y aquellos que la celebran en nombre de un enorme sector ciudadano. Estos últimos sufren los efectos de un sistema político infame, un discurso libertario que deja nada menos que la salud de las personas en manos de la avaricia mercantil practicada por los seguros. Y, “last, but not least”, los asombrosos recursos del capitalismo para monetarizar absolutamente todo, degradando, banalizando, ridiculizando, lo que debería ser objeto de un análisis que llevase a un cambio.
1)El caso.
El pasado 4 de diciembre, Luigi Mangione (26), perteneciente a una acaudalada familia de Baltimore, blandió  una pistola con silenciador fabricados con impresora 3D y descerrajó tres tiros a Brian Thomson cuando este entraba a una convención de su aseguradora en el Hilton Hotel  de la West 54th Street, pleno corazón de Manhattan. Tras su acción, que cometió llevando una mascarilla quirúrgica, huyó en bicicleta, entró en Central Park, tomó un taxi, y despareció. El suceso conmocionó a los habitantes del distrito, uno de los lugares más seguros y vigilados del planeta, donde los asaltos mortales se han erradicado hace décadas. El 9 de diciembre, como resultado de una búsqueda policial frenética, el Sr. Mangione fue detenido en un MacDonald´s de una localidad de Pennsylvania, a 450 kilómetros del lugar del crimen. Un cliente lo reconoció por la foto que empapelaba todo el país, y el  responsable del local alertó a la policía. El joven había mostrado su rostro de forma desenfadada para flirtear con una camarera.
Además del arma homicida, en su mochila llevaba un cuaderno donde había escrito un manifiesto inspirado en Unabomber (el terrorista que mantuvo en vilo a los Estados Unidos durante varios años) y la filosofía política de Gramsci. Luigi Mangione es un hombre que posee una formación de alto nivel, graduado en ingeniería por la Universidad de Pennsylvania y abanderado de su promoción. Conducido al edificio de la Corte de Justicia, se dirigió a los periodistas gritando que su detención era “un insulto a la inteligencia del pueblo americano”.
A medida que se reconstruye su vida gracias a los hallazgos en su cuenta de Twitter, GoodReader y sus posteos en las redes sociales, se sabe que Mangione arrastraba desde hacía varios años serios problemas en su columna vertebral, que se agudizaron a partir de un accidente sufrido cuando practicaba surf en 2022. Debió someterse a una cirugía que le dejó serias secuelas, tras lo cual algo se alteró profundamente en su psiquismo. Rompió todo vínculo con su familia y sus amigos, y desapareció por completo. Al cabo de varios meses investigando su paradero, la madre emitió una solicitud de búsqueda. El Sr. Mangione fue elaborando durante más de un año sus ideas acerca de las aseguradoras médicas, a las que no solo responsabilizó de todos su males físicos, sino que en su cruzada anticapitalista las acusó de ser las causantes de la desgracia de millones de personas en todo el país, lo cual es absolutamente cierto. La emergencia de un acontecimiento traumático en el cuerpo desató la construcción de un relato bien estructurado. El odio y la convicción paranoica de ser un héroe destinado a ejercer una justicia reivindicativa, se mezclaron hasta culminar en la determinación fatal. Según la prensa, en los  casquillos de bala encontrados se leían tres palabras en aliteración: “deny, delay, defend” (“rechazar, demorar, defender”), que podrían corresponderse con la jerga empleada por las aseguradoras médicas en sus tácticas para escabullir responsabilidades y evitar el desembolso de dinero, aunque eso no fue confirmado por la policía. No sería extraño, si tenemos en cuenta el riguroso manejo del significante que caracteriza a la paranoia.
2) El impacto social.
Como suele ocurrir en muchos casos, algunos psicóticos poseen la capacidad de saltar a la celebridad por tocar un punto sensible del discurso social. Una buena parte de la opinión pública, martirizada por la crueldad de un sistema de salud completamente enfermo, tomó partido de inmediato por el joven Mangione, elevándolo a la categoría del héroe que él ha querido encarnar. El odio y la rabia de millones de americanos contra las compañías de seguros se volcó como una inundación en las redes sociales. Los directivos de estas compañías borraron rápidamente sus perfiles en las páginas web y contrataron protección privada. La justicia delirante de Luigi Mangione ha hallado su reflejo especular en una parte de la sociedad, enfurecida por el sistema, pero al mismo tiempo alienada de toda comprensión de las causas. El problema no es tanto el odio despertado, ni la solidaridad con la que apoyan a quien ha quitado la vida del verdadero criminal, CEO de una aseguradora y por lo tanto representante del mal. El verdadero problema es la desconexión radical entre el síntoma social y su causa. El delirio de la libertad, infiltrado en la Constitución, derivó en  un discurso que ha reducido las funciones del estado a su mínima expresión, y que cuenta con la complicidad de todos los americanos.
3) La astucia del capitalismo.
Ni cortas ni perezosas, miles de empresas de merchandising han invadido Internet, ofreciendo toda clase de productos en los que se glorifica la figura de Luigi Mangione. Tazas, platos, bolsas con la foto del joven y la frase “Lo siento, mamá, me he enamorado de un criminal”, amén de aquellos objetos que pueden diseñarse a pedido del comprador, como camisetas, pins, gorras, incluso tatuajes con el rostro del joven, se expanden como un río imparable de consumo, que en pocos días ha alcanzado cifras de venta astronómicas. Un río que, con toda probabilidad, lavará y arrastrará al olvido el caso, su significado, y todo atisbo de cuestionamiento al “America for ever”.


viernes, 13 de diciembre de 2024

Rosa Lagos :Reseña de Conferencia de Guy Briole: El odio no es dialéctico

                                              Reseña de Conferencia de Guy Briole- El odio no es dialéctico 



EIPCyV

9 de diciembre 2024



Con este enigmático título, El odio no es dialéctico, Guy Briole, -invitado por  el Espacio de Investigación Psicoanálisis, Criminología y violencias (EIPCyV) en el marco de la apertura del Seminario 2025 titulado ¿Qué dice el psicoanálisis sobre el odio?-, nos condujo por un interesante recorrido sobre el odio y sus diversas manifestaciones tanto en lo íntimo como en lo social.


Comienza trayendo la noción de odiamoramiento, introducida por Lacan para dar cuenta que, si bien, el amor es un factor unificador, el odio también juega un papel crucial, donde el odio y el amor están íntimamente relacionados y pueden llegar a coexistir en las relaciones. El odio, otra cara del amor, está unido a éste en una relación ambivalente marcada por la ajenidad que conecta a dos partenaires, ajenidad como fuente de discordia que, paradójicamente, nos dice, puede avivar el deseo y renovar el interés en la relación.


También resalta la necesidad de diferenciar la agresividad del odio, en tanto la agresividad está orientada hacia la rivalidad, los celos, la envidia, la violencia, en cambio, en el odio, es el goce del Otro el que se juega, en tanto es rechazado de manera radical, como lo podemos ver en la segregación y el racismo.


EL odio no es dialéctico, nos dice Guy, en tanto está relacionado con el Uno, Lacan escribe el Otro del odio como Hautre, escritura que nos muestra un Otro ajeno, extranjero, en cuanto ha sido rechazado primariamente ese modo de goce, nos recuerda que se trata de “es a mí en ti a quien odio”.


Otro aspecto novedoso, a mi parecer, lo trae al situar el pharmakos en la sociedad moderna, estableciendo la comparación con la idea del chivo expiatorio de la antigüedad, donde una víctima es sacrificada para expiar las faltas de la comunidad, como una forma de purificación y control social, donde la víctima es elegida por su diferencia.

Para terminar con una pregunta que nos concierne como psicoanalistas, cómo mantener los “ojos abiertos” y no apartar la mirada de estos fenómenos de violencia y de odio, de goce tanto individual como colectivo.


En esta iluminadora conferencia, llena de referencias y de viñetas clínicas, G. Briole nos brinda, generosamente, una guía de navegación que orientará, sin duda, la investigación sobre este importante tema de gran actualidad.

                                                                                                                        Rosa Lagos Torres




  




lunes, 11 de noviembre de 2024

De la condena al testimonio: ¿de un decir? Julia Kozol

“De la condena al testimonio ¿de un decir?”

JULIA KOZOL


¿Cómo pensar el decir de un sujeto cuando su relato sólo parece poder ofrecer piezas sueltas? ¿Cómo abordar la hipótesis diagnóstica cuando un sujeto no se ofrece a la deriva de la palabra sino que, más bien, es la dimensión imaginaria la que funciona como la expresión más íntima de este sujeto? 

El caso que presentaré se extrae de mi práctica en un penal de máxima seguridad, tiempo en el que fui parte de un equipo técnico criminológico que tiene por función principal realizar entrevistas de seguimiento de las p.p.l.  a los efectos de confeccionar los informes que se dirigen al juzgado para acceder a las distintas instancias de la progresividad de la pena.  

1.- Primera entrevista: inicio del proceso 

El joven W, de 25 años se presenta a la entrevista a razón de una solicitud para iniciar su proceso de salidas transitorias, condición que le es exigida como parte de su tránsito por la ejecución de su pena. Desde hace 5 años cumple una condena -de 12 años- por robo seguido de abuso sexual en uno de los penales de máxima seguridad de la región. 

W muestra desde el inicio una marcada preocupación referida a la posibilidad de conseguir estos egresos, la cual ya desde hace varias instancias, no han sido autorizadas por el juzgado de ejecución penal. 

Seguidamente y de forma insistente se ubica desde una afirmación que radicaliza: “ya cambié”, localizando su malestar a partir de enunciados de similar consistencia, cito: “no me ven”, “ni me escuchan”, a la vez que considera que estos constituyen los motivos sobre los que sitúa la negativa de la jueza a otorgarle los egresos. 

2. Los tiempos del relato

Las distintas entrevistas realizadas con W permiten localizar tres tramos en el relato de este joven y que entiendo se ordenan lógicamente para la construcción de este caso: Lo que dice la condena de este sujeto -lo que dice la institución de él- lo que él puede decir.

Una salida por el sintoma. Edgar Vazquez

Una salida por el síntoma

EDGAR VÁZQUEZ


En torno a los problemas abordados en distintos momentos y espacios en el Programa de Investigación de Psicoanálisis y Criminología, también ahora en este Seminario, a menudo nos surgen preguntas acerca de cómo podría el analista intervenir en situaciones tan complejas, a veces crudas, descarnadas, como las que nos encontramos en estos espacios de trabajo. Se vuelve decisivo poder decir algo sobre el quehacer del analista, puesto que no alcanza con decir que trabajamos con la escucha, hay que poder decir algo más sobre lo que hacemos con eso que escuchamos. En ese sentido, podemos aquí recordar que la primera gran discusión en la historia del psicoanálisis con niños se presentó justamente a partir de dos posiciones inconciliables que debatían lo antes mencionado: se puede hacer lugar a lo que tengan para decir y encontrar con ellos un arreglo al malestar, que era la propuesta kleiniana; o bien, se les puede hacer hablar para mostrarles lo que deberían decir, que era la postura de Anna Freud. En su Conferencia 23, Freud señala ciertas manifestaciones sintomáticas en los niños que “… no se las ve, se las juzga signos de maldad o de malas costumbres y aun son sofrenadas por las autoridades encargadas de la crianza…”,  indica que a todas esas manifestaciones hay que individualizarles, aunque en la mayoría de los casos se trata de un monto de angustia no ligado.

Propongo entonces examinar tres indicaciones clínicas muy precisas que nos pueden orientar en relación al lugar del niño en la época actual y también sobre qué posición conviene encarnar al analista en aquello que promueve con su escucha.

En primer lugar, un aforismo de Éric Laurent que a primera vista es de una notable sencillez, pero que entraña toda una serie de complejidades de las que conviene estar advertido, él dice “Proteger al niño del delirio familiar”.  Empecemos por la segunda parte de la frase, lo que concierne al delirio familiar, de ahí la familia es un término que de entrada va a estar cuestionado, ya que no es un campo homogéneo, verificamos cada vez más que como institución religiosa o jurídica, como ficción o como unidad elemental de la sociedad pierde consistencia y da lugar, más bien, a variedades de la parentalidad, no se trata más de “deberes recíprocos perfectamente definidos y cuyo conjunto forma una parte esencial del régimen social…”  que regulaba a las sociedades antiguas, sino de la consolidación del pasaje de las leyes de alianza al régimen de la propiedad. Derivamos de ello que su primera consecuencia sea poner en cuestión los términos “clásicos” de lo que constituye una familia, y frente a la dificultad de poder definir qué es un padre o una madre, Laurent ubica el delirio familiar cuando emerge un discurso –no solo al que se origina en la familia, también en la ciencia, la educación, las psicoterapias, etc.– que coloca al niño como índice y garante de que hay una familia, que el niño pertenece a la familia, que es un bien, no del lado del ideal, sino del objeto. Objeto de goce de la familia y de la civilización, objeto de pasiones, a veces tiernas y articuladas con la vida, otras con una presentación voraz y mortífera, que puede llegar a estar disfrazada de buenas intenciones, de actuar en nombre del amor y del bien. Habiendo avanzado con estas precisiones sobre el delirio familiar, volveremos más adelante con la primera parte de la frase “Proteger al niño”.

Viviana Berger: Resonancia de Conferencia de G. Briole El odio no es dialéctico. - Ver sin apartar la mirada_

VER SIN APARTAR LA MIRADA Viviana Berger   En primer lugar, quiero agradecer en nombre de todos los integrantes del EIPCyV a Guy Briole por ...