martes, 30 de julio de 2024

Vigilancia sin palabras y efectos por Martha Idrovo V.

A raíz del capítulo de Black Mirror titulado “Arkangel”, que trata de una madre que implanta un chip de vigilancia a su hija de 3 años después de que un día la pierde de vista, me lleva a varias reflexiones detonadas en este espacio de investigación y su anudamiento a la violencia en los niños y adolescentes.

En este capítulo, se puede ver en un primer momento que  la madre al no poder simbolizar eso de lo que le aterra ante la hija perdida en el parque con una posible narración, queja, reclamo, se encuentra una salida por la ciencia que tapona eso que la conmociona. Entonces la madre en lugar de ir a elaborar su trauma por medio de la palabra, ¡Voilà! la ciencia le ofrece otra solución, una vigilancia absoluta de su objeto hija.

Ya de entrada lo simbólico en la madre está taponado por parte de ella y  se acomoda a lo que la ciencia le ofrece. En las buenas intenciones de proteger a su hija, ¿Será que ella se protege de su propio horror? Y este tapón la lleva a lo peor al final de esta historia.

Implantado el chip viene un segundo momento, el dispositivo trae  la opción de pixelar las imágenes que le pudieran causar un elevado cortisol a la hija, cualquier imagen tensa generada por emociones, la niña no podrá ver, se le ofrece la opción a la madre de decidir que ve o no su hija. 

Esto nos confronta con el sentido de protección a los niños en la parentalidad actual y acrecentada más aún por el discurso científico que avala esta creencia en donde todos los peligros a los cuales al niño se le debiera proteger vendrían únicamente del exterior, inclusive la agresividad y la sexualidad.

Desde el psicoanálisis sostenemos esa distinción ya que la pulsión de muerte nos habita y la necesidad de lo simbólico es crucial para intentar nombrar en algo eso que pulsa en cada hablanteser.

En este capítulo de la serie la ciencia nos da un claro ejemplo de promover un sistema de vigilancia que deja por fuera la palabra y que promueve la creencia que si una imagen agresiva, sexual, violenta, no se ve, no se aprende y se protegería al humano de manifestar violencia. Luego se demuestra que esta niña al no ver esas imágenes queda a merced de un cuerpo que siente la pulsión agresiva y además siente más fascinación por indagar sobre eso que le prohíben. 

La madre por un tiempo decide no vigilar a la niña hasta la adolescencia y empieza a vigilarla en la sexualidad y tomar decisiones sin decirle nada a ella. Nuevamente se produce el salto de la imagen y vigilancia de la madre a las decisiones con el cuerpo de esta adolescente sin tramitarlo por la palabra. Al final la hija en un acto violento golpea a esta madre con su propio objeto de vigilancia, una pantalla tablet, ésta se va de la casa con rumbo desconocido y la pierde de vista.

Las relaciones sociales hoy es con las pantallas  y sus imágenes dejando por fuera la palabra de cada uno ante lo que se ve, cerrando los espacios para que cada sujeto pueda responder sobre eso que mira y conversándolas con un otro. Esto lo ligo a lo  que nos recuerda Bassols en su cita del texto El imperio de las imágenes y el goce del cuerpo hablante: “<<Una imagen vale más que mil palabras>>. Se suele decir la frase olvidando al decirla que hacen falta al menos esas siete palabras para evocar una significación que ninguna imagen podría mostrar por sí misma, si esta imagen pudiera alguna vez quedar desligada del lenguaje. Ni mil imágenes valdrían entonces para decir esa significación, como tampoco para decir cualquier otra. Hablando propiamente, una imagen no dice nada, oculta más bien lo indecible que sólo la palabra puede evocar o invocar.”

Hay que ser firme en que la imagen no prevalece a la palabra. Tanto imagen y palabra son ficciones ante lo indecible de lo real que nos habita por dentro, de lo cual la única protección es justamente el anudamiento de esa imagen-real con la palabra. La vigilancia salta esa oportunidad de protección ya que de la imagen pasa al castigo, la censura, el sometimiento, el abuso, porque la imagen vale más de lo que ese sujeto pudiera decir. De a poco la época se ha hecho cómplice de este salto de la palabra, recurriendo a la imagen para funar, castigar, opinar de ese objeto vigilado, decidiendo por él, como esta madre lo hizo con su hija, aparece entre los jóvenes como única opción o un imperativo a validar las imágenes más que las palabras, y , si se deja por fuera lo valioso de las palabras, el diálogo, la conversación, ¿Cómo no esperar que el desenlace sea tan violento como el de esta adolescente de la serie de Netflix?



Violencia en las Escuelas en la sociedad de la vigilancia por Rosa Lagos



¿En qué grado es atribuible a la sociedad de la vigilancia, llevada a los recintos escolares, el aumento de la violencia en la escuela?

El aumento veloz y complicado de la tecnología actual con el uso de cámaras de seguridad, controles de acceso, monitoreo en línea de redes sociales, entre tantos otros, tiene consecuencias en la interacción social de niños y jóvenes que aún no podemos dimensionar en su total magnitud, sobre todo porque muchas veces no se cuenta con la necesaria preparación de los profesores y de la familia para el manejo de estas situaciones.
Una consecuencia observable es el impacto en la privacidad y en la autonomía que la video vigilancia puede ocasionar en los estudiantes, y también en el personal de la institución, pudiendo crear un ambiente de desconfianza y de sospecha que pueden contribuir a generar montos de ansiedad y paranoia en el entorno escolar. 
Además, la cultura del control hace que algunos estamentos (aquellos en funciones de autoridad) ejerzan dominio sobre otros (los vigilados estudiantes y personal) originando relaciones de poder asimétricas entre el equipo de trabajo.
También se puede pensar que se ha sustituido el concepto de autoridad por el de seguridad, seguridad que alude a lo imaginario del cuerpo y sus pertenencias, fálicas se podría agregar, que generan tensión especular con posibles efectos paranoides.  Esta sustitución deja en detrimento el lugar y la acción de la autoridad que como vector social permite el lazo social que, como elemento tercero simbólico entre el sujeto y su realidad, tiene la oportunidad de mediar sobre ese eje imaginario.
Podemos preguntarnos si las instituciones escolares ¿dan lugar, dan el espacio necesario para que circule la palabra de manera que pueda instalarse una ética de las consecuencias? Entre tanta actividad extra que los estudiantes deben cumplir, al parecer no hay tiempo para eso, sumando a esto que las asignaturas que permiten a los alumnos pensar y reflexionar sobre estos aspectos sociales, existenciales, han sido retiradas del pensum obligatorio de estudios.
La infancia y la adolescencia afectada por la caída, tanto de los ideales como del respeto por la autoridad, junto a la precariedad simbólica que la época provee, hace que la violencia actual vaya en aumento en tanto se trata de sujetos que no están habituados a poner en palabras su sufrimiento y que no encuentran como nombrarlo ¿cómo hacer que en esta época de pantallas y de respuestas inmediatas provistas por los gadget disponibles, encuentren el gusto por la conversación, por el intercambio que permita conectar con las emociones y la empatía por el otro? 
El sujeto librado a su goce, sin referentes que lo orienten, parece ser producto no de la inseguridad que se pretende controlar con la vigilancia, sino de la impunidad, de la ley que falla en su aplicación.






lunes, 15 de julio de 2024

Presentación del EIPCyV

No todas las violencias se incluyen en el campo de la

criminología, pero la condición criminológica sí implica

necesariamente algún grado de violencia. Hay violencias

sociales, intrafamiliares, de pareja, contra las mujeres, los

niños, entre los hombres, y más.

Considerando la amplitud de este campo, el Espacio de

investigación ha centrado su interés en distintos puntos: En

Colombia, en particular, el foco se ha puesto en el estudio del

conflicto vivido en el país por más de medio siglo, recogido en El

Informe Final de la Comisión de la Verdad, en sus efectos y

arreglos; en Bolivia, la investigación se inspira a partir de los

lazos con instituciones que se proponen brindar alguna

respuesta terapéutica a estos síntomas sociales; México y Chile,

puntualmente, desarrollan programas de investigación en el

campo de la criminología, en un entrecruzamiento entre lo

institucional y lo clínico. En el caso de Santiago de Chile,

convocados por la institución hospitalaria que aloja pacientes

internados que han sido considerados inimputables, y en Ciudad

de México, por los centros de rehabilitación psicosocial

pertenecientes a la Subsecretaría de Penitenciaría.

El producto que surge del avance de las investigaciones es, a su

vez, un valioso material que abona al seminario semestral que

se organiza cada año a partir de un eje en particular, y está a

cargo de los distintos integrantes del Espacio, quienes, junto a

un colaborador docente, son los responsables de cada clase.

Dicho seminario está abierto a todos los interesados,

reconociéndose un sistema de créditos para los participantes de

los CID.

Asimismo, se promueven textos y publicaciones con el fin de

difundir los avances sobre estas temáticas y se incluyen en la

agenda actividades de debate, discusión clínica e interlocución

con otros discursos.